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Burgos saborea uno de sus productos estrella en la I Feria de la Morcilla IGP
La Llana de Afuera reúne tradición, gastronomía y solidaridad en un evento que marida la morcilla de Burgos con vinos de Arlanza y Ribera del Duero
La Llana de Afuera se ha convertido este sábado en el epicentro del sabor y la tradición burgalesa con la celebración de la I Feria de la Morcilla de Burgos con Indicación Geográfica Protegida (IGP). Cientos de personas han pasado a lo largo de la mañana por los diferentes stands para degustar uno de los productos más reconocidos de la provincia, acompañado de los vinos de las denominaciones de origen Arlanza y Ribera del Duero.
Desde primeras horas, el ambiente festivo se ha hecho notar en cada rincón: aromas de morcilla recién hecha, pinchos preparados al momento, raciones de olla podrida con alubias rojas de Ibeas y música de grupos de folclore que han animado sin descanso la jornada. Una cita que, más allá del sabor, ha tenido un marcado carácter solidario: la recaudación de la venta de platos se destinará a las asociaciones Atalaya, Amicos y Calzadas.
Los pinchos y las copas de vino se dejaban ver en cada esquina. Con los tickets en la mano, los asistentes podían probar desde propuestas clásicas hasta las más innovadoras. Entre las más buscadas, las de la Peña Los Gamones, con dos creaciones que conquistaron al público: una hamburguesa de ternera y morcilla con cebolla caramelizada, salsa de manzana y menta, pulled pork, alioli y salsa de pepinillos, y una croqueta de morcilla acompañada de frutos rojos y un salteado de pimientos dulces.
La Peña San Esteban, segundo premio en el Concurso del Buen Yantar, sorprendió con una tapa que combinaba morcilla, manzana, pimiento del piquillo, calamar, piñones y un pico de pan. Y la Sociedad Gastronómica Los Cucos puso la nota creativa con su «trampantojo de tigre relleno de morcilla», elaborado con cebolla, piñones, pasas y bechamel.
Un guiño al pasado
La feria ha sido además un homenaje a las antiguas fiestas burgalesas en torno a la Santa Cruz, que en el siglo XIX reunían a miles de personas en mercados y celebraciones populares. En pleno 2025, ese espíritu ha revivido en la Llana de Afuera, donde se han visto largas colas para conseguir un pincho de morcilla maridado con una copa de vino.
Entre la multitud, familias enteras, grupos de amigos y visitantes llegados desde otras provincias no han querido perderse la oportunidad de probar in situ la auténtica morcilla de Burgos. La jornada, que también ha incluido showcookings y actuaciones musicales en directo, se cerrará a las seis de la tarde con un balance más que positivo.
Burgos ha demostrado que su morcilla no es solo un producto gastronómico de renombre, sino también un símbolo de identidad cultural, festiva y solidaria. Con esta primera edición, la ciudad inaugura una cita que nace con vocación de convertirse en tradición anual. Y, tras lo vivido este sábado, pocos dudan de que la Feria de la Morcilla IGP de Burgos ha llegado para quedarse.