Calle Amaya en el barrio de Los Vadillos de Burgos. Aythami Pérez Miguel
Callejeando por Burgos

La calle de Burgos con raíces en una comarca legendaria

La calle Amaya es una de las vías que unen la avenida del Cid y Reyes Católicos. Su nombre viene de la comarca que rodea a la Peña Amaya, bastión defensivo de todas las etapas medievales y modernas

Miércoles, 11 de diciembre 2024, 07:15

La calle Amaya está dedicada a una de las comarcas de la zona oeste de la provincia de Burgos, en el partido judicial de Villadiego. Además, da nombre a todo un territorio que se acoge al amparo y abrigo de la peña Amaya.

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Bien puede decirse que Amaya es una de las primeras estribaciones cantábricas. De hecho, peña Amaya supuso un lugar estratégico en todos los tiempos. Amaya fue mucho más en la antigüedad que ahora; siempre fue un lugar de paso, pero también un bastión de defensa, tanto para los cántabros como para los castellanos.

Un lugar estratégico en Burgos

Ya en la época romana hay vestigios históricos de ella, cuando las legiones de Roma, en su afán de conquistar a los cántabros y astures, se establecieron en este lugar. El padre Conde, en su libro 'Burgos. Su memoria callejera', explica que la historia cuenta que el mismo emperador Octavio César Augusto dirigió, en los años previos al nacimiento de Cristo, operaciones militares en esta zona.

Fue importante la presencia visigoda, además de que fue cabeza de la administración germánica al constituirse en ducado. Contó con varios obispos e, iniciada la aventura de los Foramontanos, se convierte en un alfoz importante y cabeza de condado.

Zona de expansión en los años 60

La calle Amaya está en el barrio de los Vadillos de la ciudad de Burgos. Constituye una zona de paso entre la avenida del Cid y Reyes Católicos. En sus inmediaciones se encuentra el colegio de los Vadillos y la parroquia de la Anunciación.

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Es una zona de expansión de la ciudad que crece a partir de los años 60 del siglo XX con la construcción de las dos grandes avenidas que dejan en medio a varias calles, entre ellas esta de Amaya.

Se trata de una calle pequeña que no destaca por sus comercios ni por su longitud, pero constituye un lugar inevitable de paso entre avenidas.

A la calle Amaya se accede desde la avenida del Cid y termina en la avenida de Reyes Católicos. La atraviesan la calle Alfonso X el Sabio y uno de los ramales de la calle Amaya se abre hacia la calle Clunia al final de esta vía.

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