«El tren une, pero en Burgos separaba y mataba a la gente»
El presidente de la Asociación Nuestro Barrio, uno de los colectivos más reivindicativos con la salida de los trenes del casco urbano subraya la «mejora» vivida en la zona sur durante la última década | Lamenta que se perdiera la oportunidad de soterrar la vías
Florentino González ya estaba al frente de la Asociación Nuestro Barrio cuando el colectivo salía día sí día también a las calles para reivindicar una solución definitiva al trazado del ferrocarril. Un ferrocarril que, tal y como recuerda, «sirve para unir, pero en Burgos separaba y mataba a la gente».
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Ese es, de hecho, uno de los recuerdos más nítidos que guarda de aquella época. «Con el tiempo, las heridas se van cerrando, pero nunca podremos olvidar» a las decenas de personas que fallecieron arrolladas por el tren en el barrio. Quizá, la vítcima más recordada es África Agudo, una joven vecina de la zona sur, cuyo fallecimiento terminó de encender en 1997 la llama reivindicativa que venía calentándose desde hacía años. Ese momento supuso, a su juicio, un «antes y un después».
«El barrio ahora es más habitable y dinámico»
Y es que, González recuerda que a partir de ahí se tomó conciencia de que sólo había dos opciones sobre la mesa. «O sacábamos las vías de la ciudad o seguíamos enterrando» a gente. De hecho, a raíz de aquel trágico suceso, la reivincicación trascendió de la zona sur y acabó sumándose toda la ciudad.
Por eso, el día en el que el último tren circuló por el antiguo trazado supuso una «enorme alegría». Una satisfacción que, además, se vio complementada con la posterior urbanización del Bulevar Ferroviario. «El barrio ha mejorado muchísimo. Ha mejorado la movilidad, las viviendas tienen más luz, hay menos ruido y se han abierto negocios». En definitiva, «hay más vida» que hace diez años y el barrio ahora es «más habitable y dinámico».
Eso sí, desde la Asociación continúan pensando que «la solución más adecuada» hubiese sido el soterramiento del trazado ferroviario. Eso hubiera permitido mantener la estación en pleno corazón del casco urbano. Sin embargo, «dimos por bueno el desvío», ya que «lo principal era sacar las vías de la ciudad», resume González.
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