Los hermanos que compiten juntos en Burgos: «Las cosas de la pista nos las llevamos a casa»
Germán y Aaron Blasco son los únicos hermanos que militan en el mismo equipo como entrenador y jugador de toda la categoría
Es difícil competir en las máximas categorías de un deporte, pero más difícil aún es hacerlo como miembros de una misma familia. No solo eso, sino que además hacerlo en el pueblo donde pasas toda la vida. Este es el caso de Aaron y German Blasco, jugador y entrenador en el CD Arcos de la Llana de fútbol sala, equipo que compite a nivel nacional en la Tercera RFEF.
Llevan desde pequeños jugando juntos en diferentes torneos, pero después de la pandemia dieron el paso a la competición oficial. Tras unas desdichas económicas, el Vadillos, equipo en el que militaban, no podía hacerse cargo del equipo de futbol sala. Aquí Germán vio una oportunidad de llevarse la institución al pueblo.
Un traslado que, como él mismo describe, fue un proceso complicado. Uno de los principales problemas fue el trato con la Federación Española de Fútbol. «Era la Eurocopa, no nos hacían mucho caso porque estaban todos en Alemania», comenta el entrenador.
El motivo para el cambio era claro, y es que hasta cinco personas dentro del equipo son de Arcos. «Era lo que nos apetecía, y puestos a que teníamos que empezar a ser autosuficientes, era el mejor sitio para hacerlo», confirma el entrenador.
Y esa autosuficiencia, al principio, fue complicada. La falta de dinero fue uno de los principales problemas que tuvieron que solventar, buscando «hasta debajo de las piedras». Una vez se pudo solucionar el problema con una pequeña ayuda del ayuntamiento de la localidad, el equipo estaba listo para competir.
Un pueblo unido por el fútbol sala
Desde el primer momento, tal y como señala Aaron, el pueblo se volcó con el equipo. Independientemente de que los partidos sean en el pueblo o en el exterior, siempre hay seguidores que les acompañen en todo momento. Esto, unido al buen rendimiento del plantel durante la temporada pasada, les sirvió para conseguir una segunda posición que les permitió disputar la Copa del Rey en su pueblo.
«Se te ponían los pelos de punta», confiesa el jugador. «Cada acción, cada balón, cada tiro, escuchabas un runrún todo el rato; cuando iniciabas una contra, ya escuchabas, con los goles que metimos, con las polémicas». Fue un encuentro, bajo su punto de vista, con un ambiente comparable al de un partido de Primera División.
Para Germán, visto desde el banquillo, fue mucho más tenso. Durante la preparación del choque, «se iba viendo que iba a ser un partido fuera de lo normal. Se sufrió, pero se disfrutó bastante», afirma el entrenador. El partido no terminó como hubieran querido, ya que fueron derrotados por el Club Atlético Benavente por un resultado de 3-6.
El día a día dentro del club
Detrás del rendimiento de alto nivel, existen días de preparación, aunque, tal y como ambos confiesan, no son suficientes o tantos como les gustaría a ellos. «Sí que es verdad que seremos de los pocos equipos de la categoría que entrenan dos días y tenemos que ir rascando el tiempo donde podemos», afirma el futbolista.
Eso sí, cada vez que se reúnen, se exprime al máximo el tiempo. Procuran echarse todos una mano, algo que defienden que «siempre nos ha caracterizado». No solo es trabajo del entrenador la táctica; también cada uno a veces lleva un ejercicio, una jugada para probar, que posteriormente intentan trabajar.
Además de eso, trabajan de forma específica cada rival al que se enfrentan, estudiando minuciosamente la forma en la que juegan. «Aunque siempre salgamos con el mismo estilo o modelo de juego, para tener pequeños matices», explica Aaron.
La tecnología, un apoyo al trabajo en pista
El trabajo importante, para ambos, se realiza en la pista. Aunque para los dos el vídeo es trascendental para trabajar. «Es muy importante verte desde otra perspectiva», opina el futbolista. Cree que el ver acciones de encuentros pasados puede ayudarte a tomar una mejor decisión en un futuro choque.
Su hermano, Germán, opina lo mismo. Para el entrenador, es vital el apoyo con el vídeo. Sin embargo, para él, «lo que es coger las sensaciones, la confianza en pista con el balón, creo que es el 70% del partido».
Conversaciones que trascienden el terreno de juego
Al ser hermanos y guardar una relación estrecha, normalmente los partidos y los entrenamientos se alargan mucho más allá de las sesiones en el campo. No solo se centran en lo suyo, sino que también están atentos a lo que hacen sus rivales o equipos de categorías superiores.
«Acabamos los entrenamientos y estamos en casa, pues, en una llamada, o viene a cenar a casa o voy yo a cenar a su casa y estamos todo el día hablando», confiesa Aaron. «Vamos a ver partidos o vemos partidos en la tele, analizamos… y eso. Las cosas de la pista nos las llevamos a casa».