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Mosaico sobre la mirada y el mal de ojo encontrada en Turquía. BC
Burgos Misteriosa

El poder de la mirada: mal de ojo y sortilegios en la provincia de Burgos

Todas las culturas entienden el mal de ojo y lo han combatido con muchos amuletos y signos diferentes que se enraízan en los pueblos orientales desde hace más de 4.000 años

Sábado, 11 de enero 2025, 09:23

Existe una fina línea que separa el mundo de las creencias religiosas de lo esotérico. El mal de ojo es la expresión popular del poder de la mirada para dañar al otro, por envidia e incluso cariño. La persona se debilita y se siente cansada. Creencia supersticiosa o enfermedad, existe evidencia del síntoma en la persona aojada. Y también hay ejemplos en la provincia de Burgos.

Desde una perspectiva maniquea, quien se alinea del lado de la religión -sea cual sea- es el bueno y quien lo hace del otro lado, es malo. En este sentido, el ser humano se debate entre el secreto de las fuentes divinas y, por contraposición, del lado de las fuerzas del infierno. Por eso, la lucha del bien contra el mal adquiere un sentido trascendente. La figura divina, el ser supremo, Dios; contra el mal que representa Satanás.

La cultura judeocristiana bebe en las fuentes griegas, egipcias y mesopotámicas para definir el bien y el mal. De Platón toma el auriga. Éste compara el alma con un carro alado. El auriga conduce un carro tirado por dos caballos, uno de los cuales es blanco, bello y bueno y el otro negro, feo y malo.

El caballo blanco representa las tendencias positivas del hombre, las pasiones como el coraje, la valentía. El negro son las tendencias negativas del ser humano, los deseos más bajos, la sexualidad, el instinto de conservación. Si el auriga controla la pareja de caballos le será posible elevarse hacia el mundo inteligible y contemplar las ideas. A veces, una falta de dominio de la pareja de caballos hace perder el equilibrio y el alma, perdiendo las alas, cae al mundo de las cosas. El alma caída, sin alas y aprisionada, se encuentra extraña y fuera de su elemento. Se encarna en cuerpo humano.

Sirva este preámbulo para situar en esa esfera los buenos y malos deseos hacia las personas y ahí es donde entra en juego el mal de ojo.

Mal de ojo en la provincia de Burgos

En cualquier parte de la provincia de Burgos, el resto de Castilla y en toda la Península está popularizado y extendido el mal de ojo. Miles de diferentes signos protectores llenan dinteles de puertas, campos agrícolas e iglesias de todo el territorio. El escritor Jesús Borro publicó en 2011 un delicioso librito, un ensayo antropológico, 'Arlanza mágica y embrujada', con el que fue finalista del Premio Gran Vía. En el libro da cuenta de algunas de estas tradiciones.

Ha estudiado la comarca de Arlanza con profundidad. Una zona de la provincia de Burgos que ha celebra a lo largo del año una serie de ritos esotéricos y costumbres muy cercanos a la magia. Algunas de ellas se remontan a los romanos. En las casas se pueden ver todo tipo de cruces, ya sean de cuatro brazos o de seis -las rosas hexapétalas-.

La cruz de seis brazos o la rosa hexapétala es uno de los símbolos más extendidos en la cultura indoeuropea desde antes de la edad de bronce. En Burgos se encuentran en muchas representaciones icónicas en templos de la provincia. Se interpretan como símbolos astrales, principalmente el sol aunque también se ha pensado que algunas puedan representar estrellas. Y son símbolos protectores, bajo el manto de la Virgen María. La hexapétala se puede asimilar a los dos triángulos entrelazados que forman la estrella de David, a cuyo linaje pertenece Jesucristo, y por ende su madre María.

Por curioso que parezca, la cruz gamada, la de cuatro brazos que adoptó Hitler como símbolo del Partido Nacional Socialista es otro de los símbolos protectores. Se trata de una cruz de brazos iguales y los cuatro ejes en la misma dirección rotatoria; se corresponde con el movimiento y la fuerza solar. Es un símbolo de más de cuatro mil años de antigüedad encontrada en India.

Según Jesús Borro y Elías Rubio es un sello, un símbolo de buena suerte, o antídoto contra la mala fortuna, que pudo ser introducido en la Península por los romanos, y que en esta comarca encontramos en la casa de Bartolomé de Arriba, de Quintanilla de la Mata, e igualmente en Fontioso, y en Rabé de los Escuderos, lugares muy próximos entre sí.

Borro explica que desde tiempos remotos se creía que las malas intenciones expresadas a través de la mirada «podían causar grandes estragos». El mal de ojo, ojeriza o envidia, palabra que procede del latín invidia, derivado de in videre se consideraban «tanto o más peligrosos que cualquier epidemia o catástrofe natural».

En la Andaya

En muchos dinteles de los edificios de Quintanilla de la Mata se pueden ver símbolos que representan ritos antiguos, como lo es su gentilicio, brujos y brujas, que podría derivar de la antigua presencia en la localidad de curanderas. Borro relata que el día de la pascua florida, se llenaban los jarros de agua en la pila de la iglesia «para para regar los lindes de la vivienda, evitando de esta manera la entrada de seres malignos que incomodasen al ganado». Y recuerda como en tiempos cercanos, en Quintanilla «se señalaba a alguno de sus habitantes como brujo o bruja y resultaba tremendamente duro arrancarse el sambenito».

Villamayor

El Monasterio de Santa María la Real de Villamayor de los Montes, en la comarca del Arlanza, guarda un secreto; un misterio relacionado con el satanismo y su cura. Una cartilla de San Benito, fundador del Ordo Sancti Benedicti (OSB), que ahuyenta los malos augurios. In exorcismo es una oración que recita un iniciado en el oficio de expulsar demonios.

Para ello, la Iglesia expide una autorización especial, así como una delegación que el obispo de una demarcación hace en un clérigo para realizar esta oración. Como es indicación propia de un obispo, éste estaría también facultado para realizar exorcismos.

Lo dio a conocer en los años 30 el periodista Eduardo de Ontañón en la revista Estampa. Las cartillas servían, dice para proteger a las familias y a los ganados de los aojamientos y de todo tipo de hechizos brujeriles. Las monjas de Villamayor las siguen vendiendo como oración común, lejos de cualquier símbolo esotérico

En Clunia

El santuario priápico, el tramo de la Cueva Román que esconde el subsuelo de Clunia en el que máscaras, símbolos fálicos e inscripciones referentes a personajes de relevancia de este territorio latino se han preservado inalterables desde hace casi dos mil años, ajenos a la intervención directa del hombre.

Es conocido que los romanos, mucho más sus emperadores, eran muy supersticiosos y tenían muchos amuletos para su protección. Uno de sus mayores miedos era el mal de ojo contra el que se protegían con fascinum, representaciones fálicas. Estas representaciones son muy abundantes en el mundo romano destacando entre ellas los amuletos alados que llevaban al cuello, principalmente los niños, y el pene y el puño propio de los soldados. Así mismo, las niñas quedaban protegidas de los malos espíritus y genios mal intencionados por las lúnulas (lunulae), colgantes en forma de cuarto creciente, que podemos encontrar ya en la edad de Bronce.

En la ciudad romana Colonia Clunia Sulpicia se han recuperado algunas muestras de estas costumbres mágico-protectoras, de las que nos gustaría a dar a conocer dos fascinum y dos lunulae; así lo explican los profesores Rosa Cuesta, Mónica Gorostiza, Beatriz Rubio, Clara Valladolid, Gustavo Camacho y Gerardo Martínez.

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