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La pasión por los trenes es de esas que no se marchita con los años. Se alimentan de recuerdos, esos que todos tenemos de niños en los que la fascinación por los trenes servía de vínculo intergeneracional; de piezas que encajan, como las de las maquetas del ferrocarril con las que jugábamos las tardes de invierno, y de trenes que circulan por paisajes cuidadosamente reproducidos. Eso es lo que mueve al Club Ibérico de Módulos H0, un colectivo de aficionados al modelismo ferroviario que el próximo mes de junio celebrará en Quintanadueñas su noveno encuentro.
El Club Ibérico de Módulos H0 nació cogiendo el testigo de los tradicionales encuentros organizados por la revista Maquetren. El club lo integran modelistas de España y Portugal, aunque está aumentando la participación internacional —este año, por ejemplo, llega un grupo desde Francia con 30 metros de maqueta—. Todo comenzó en 2015, precisamente en Quintanadueñas, cuando un grupo de aficionados decidió tomar el testigo de los encuentros de Maquetren para poder seguir reuniéndose con un nuevo nombre pero con la misma filosofía, la de disfrutar.
«Nosotros decimos que venimos a jugar», explica Emilio Sarabia, organizador del encuentro de maquetas de Quintanadueñas. «Jugamos como si fuésemos la Renfe, con horarios de mercancías y de pasajeros, avisando entre estaciones como se hacía antes, por teléfono», relata. Durante los tres días que dura la cita —viernes por la tarde, sábado completo y domingo por la mañana— los miembros del club operan una red de módulos interconectados que este año alcanza los 212 metros lineales de maqueta y cerca de 300 metros de vía, entre estaciones, viaductos y tramos de línea única o doble, superando así los 169 metros del pasado año.
Para organizarlo, cada participante lleva sus módulos, que encajan gracias a unas normas comunes de diseño. El montaje final se lleva a cabo de manera minuciosa, desde el montaje de las estructuras hasta la decoración, la electrificación de las vías o la ambientación realista basada en estaciones y paisajes que existen. Lugares como la estación de Orduña, el viaducto del Bidasoa o la estación de Bobadilla, en Málaga, que se estrena este año en este encuentro, centrarán las miradas de los más cursiosos.
A veces, detrás de un módulo hay una historia curiosa. «Uno de los conjuntos de módulos que tengo lo empecé justo cuando nos confinaron por la covid-19», recuerda Emilio. «Ese conjunto tiene una vía general para conectar con otros y luego una línea de vía estrecha basada en el Ferrocarril Darjeeling del Himalaya, que tiene la peculiaridad de hacer reveses dada la altitud que tiene que ganar», indica. Al buscar un nombre para el conjunto, pensó en algo que homenajease a ese ferrocarril. Pero la inspiración llegó por otra vía: «Viendo el vídeo de la canción Breakthru, de Queen —la banda favorita en su casa—, surgió el nombre Miracle Express, que lo lleva el tren que sale en el vídeo», cuenta.
La pasión por los trenes, explica Emilio, suele tener raíces personales: viajes en la infancia, regalos navideños, visitas al pueblo en tren. Esta afición por los trenes no cesa, y los niños son uno de los públicos más agradecidos de estos encuentros. «Los niños pequeños son nuestros mejores embajadores. Vienen con el colegio, luego traen a los padres y acaban arrastrando al abuelo. Muchos adultos se emocionan viendo los trenes de vapor porque les recuerdan a su niñez», asegura.
Además del gran montaje, los visitantes podrán encontrar actividades interactivas, como un juego de maniobras para colocar vagones en el menor número de movimientos posible, pensado tanto para niños como para adultos curiosos.
El Club Ibérico de Módulos H0 organiza tres grandes encuentros anuales, en primavera, verano y otoño, y participa en ferias y otros eventos. En 2024 estuvieron en Miranda de Ebro y en Portugal, y después de Quintanadueñas viajarán en octubre a Lora del Río (Sevilla). El calendario está previsto hasta 2027, con paradas programadas en Ponferrada o Almoradí, donde el modelismo coincidirá con la Fiesta de la Alcachofa.
En un mundo en el que las tiendas físicas especializadas tienden a desaparecer, la comunidad se apoya en la venta online, tutoriales, planos compartidos y encuentros como este para seguir creciendo. Porque, aunque montar un módulo requiere de espacio, tiempo y una inversión considerable de dinero, el resultado «merece la pena».
«Queremos que la gente se acerque, que nos pregunte, que juegue con nosotros. Lo que más nos gusta es compartir esta pasión», afirma Emilio. La cita está abierta al público el viernes 6 de junio de 13:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00, el sábado 7 de junio de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00, y el domingo 8 de junio por la mañana hasta las 14:00 horas.
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