Por qué es tan difícil alquilar en el medio rural de Burgos: de la desconfianza a las casas por reformar
Más de la mitad de las viviendas en alquiler analizadas necesitan una reforma importante para entrar a vivir. La opacidad de la oferta y el valor emocional de las casas dificultan que nuevos vecinos se establezcan en los pueblos
El medio rural de Burgos sufre un problema que no ayuda a avanzar en la repoblación. Es la falta de vivienda en alquiler en los pueblos. Desconfianza, apego, estado de la vivienda…la realidad es que quien quiere ir a vivir al medio rural de Burgos tiene complicado encontrar una casa en alquiler. Quien llega por primera vez a un pueblo suele querer alquilar, si encuentra su hueco, ya entra la opción de compra.
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La Diputación de Burgos, consciente de esta realidad, cuenta entre sus comisiones con la de reto demográfico y fondos europeos. Su misión es analizar e impulsar las políticas públicas locales y coordinarlas con otros agentes para fomentar la repoblación de los pueblos burgaleses.
El proyecto de Viviendas de Alquiler Rural
Dentro de esta labor, la Diputación desarrolla el proyecto VAR (viviendas de alquiler rural). Aquí se analizan las viviendas en alquiler, su estado, su titularidad, su distribución por comarcas. Lo que se extrae de este borrador es que hay unos 206 inmuebles con potencial de alquiler en el corto, medio y largo plazo, dentro de este proyecto. Hay que tener en cuenta que la provincia de Burgos tiene 371 municipios, 368 si quitamos las ciudades de Burgos, Aranda y Miranda.
Reformas
Pero de estos 206 inmuebles, el 67%, 138, necesitan reformas importantes para poder ser habitados. Solo 28 están en buen estado y se podría entrar a vivir inmediatamente y otros 40, es decir, el 19% del total, necesitarían obras menores y actuaciones de calefacción para poder ser habitados.
67% Necesitan reformas importantes
Parte del problema reside en que las viviendas de los pueblos en alquiler son antiguas y necesitan reformas importantes para poder entrar a vivir
Hay dos comarcas que resaltan sobre el resto. Son la Demanda y Merindades y son las que más viviendas en alquiler albergan. 48 la Demanda y 34 Merindades, pero entre estas solo tres y cinco estarían listas para entrar a vivir. El 63 y el 71% respectivamente.
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Aun así, Merindades es junto a la Ribera y Arlanza las zonas con más inmuebles en alquiler rural que están en buen estado. La zona con mayor necesidad de actuaciones de obras y rehabilitación es la Demanda, seguida también de Merindades.
Estos inmuebles son tanto de titularidad pública como privada. De los 206, 80 pertenecen a ayuntamientos y otros organismos públicos y 126 son de titularidad privada.
Los testimonios
Los que buscan alquiler
Javier Ruiz reside en Pradoluengo y es técnico de Agalsa, se encarga, entre otras cosas de ayudar a las personas interesadas en asentarse en esta comarca de Burgos a encontrar vivienda. Conoce bien la situación actual del mercado inmobiliario rural burgalés. De toda su experiencia extrae tres grandes retos o dificultades para encontrar casa en alquiler en los pueblos: opacidad, desconfianza y valor emocional.
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Javier explica los problemas a los que se enfrenta él y las personas a las que ayuda y asesora. La opacidad se refiere a que la oferta no se publica en internet. «Quienes vienen son nativos digitales y los que alquilan, no. Les resulta difícil encontrar anuncios de casas en alquiler por internet, aquí en los pueblos es más fácil enterarse de esas ofertas haciendo la compra, pero es que los que van a venir, no están aquí», añade.
«Quienes vienen son nativos digitales y los que alquilan, no. Les resulta difícil encontrar anuncios de casas en alquiler por internet, aquí en los pueblos es más fácil enterarse de esas ofertas haciendo la compra»
Javier Ruiz
Vecino de Pradoluengo y técnico de Agalsa
En cuanto a la desconfianza, Javier reconoce que los propietarios de casas en los pueblos van con mucha cautela y precaución porque a veces ni ellos viven en el pueblo, no hay inmobiliarias de por medio y por algo que se une al siguiente reto: el valor emocional.
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Las viviendas de los pueblos suelen ser familiares, unidas a recuerdos, todos pensamos que la casa familiar vale más que lo que una tasación indicaría. En otros casos, estas casas suelen ser propiedad de varias personas, por las herencias, y es difícil poner de acuerdo a todos los herederos en cuanto a precio, en cuanto sacarla a alquiler.
Encontrar casa después de entablar amistad
Esta situación la vivieron en primera persona Paula Vanina Luna y Carlos Alberto Lorenzetti, los nuevos propietarios del bar y restaurante de Huerta de Arriba. Ellos llegaron desde Mallorca a este pueblo de Burgos. Cuando decidieron que compraban el bar, que estaba cerrado, tuvieron que vivir en el albergue porque no había casas disponibles para alquiler en el pueblo, pese a que no todos los inmuebles están abiertos y ocupados. Finalmente, la casa en la que residen ahora la consiguieron por hacer amistad con los vecinos. «La gente en los pueblos suele ser reticente a alquilar», apuntaban cuando hablamos con ellos. Y en este pequeño pueblo no había muchas opciones.
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La Cámara de la Propiedad
Para estas desconfianzas o intermediar en estos problemas, Javier Ruiz señala que hay opciones como mediadores para ayudar con las herencias, en Salas de los Infantes, por ejemplo, hay uno. Y también existe la Cámara de la Propiedad Urbana de Burgos, referente en la gestión de arrendamientos. Ofrece, por ejemplo, seguro a los arrendadores para incentivar la puesta de vivienda en alquiler. La Cámara de Propiedad Urbana gestiona unas 550 viviendas y arrendamientos ofreciendo a los propietarios rentas garantizadas. Se encarga de la seguridad jurídica y de la confianza en las relaciones entre arrendadores e inquilinos.
El miedo, el desconocimiento legislativo y la dificultad para encargarse en la distancia del arrendamiento son algunos de los obstáculos para que los propietarios alquilen. Por eso, la Cámara de Propiedad ha contactado con los propietarios de unos 70 inmuebles para transmitirles confianza y ofrecerles asesoramiento.
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El arrendador
José María García es un vecino de Belorado que no teme alquilar sus inmuebles del pueblo. Tiene dos pisos alquilados desde hace unos años, poco después de la pandemia de covid. «Al principio no faltaron los comentarios de: a ver a quién traes», reconoce.
En su experiencia de estos años asegura que no ha tenido ningún problema con la gente que han sido sus inquilinos. «Uno de los pisos lo tiene alquilado ahora un tío encantador», añade. Aunque sí recuerda un episodio complicado, «pero fueron unas personas que tuvieron problemas en varias casas del pueblo, eso te lo encuentras en todos los lados, pero mi experiencia es muy positiva. De hecho, tenía uno en alquiler y adquirí otro después», añade.
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Como se señala desde los colegios técnicos de Burgos, las adecuaciones energéticas e instalaciones de calefacción son las intervenciones que más se necesitan en los inmuebles que no necesitan intervenciones estructurales, rehabilitaciones completas o de mayor envergadura. Fue el caso de José María, él adquirió primero una vivienda y luego otra. «Eran antiguos, pero estaban en buen estado, así que hice unos arreglos en baños y cocinas», explica.
«Mi experiencia es muy positiva. Tenía un piso en alquiler y compré otro para alquilarlo. Eran antiguos, pero hice algunas reformas»
José María García
Vecino de Belorado y concejal de Repoblación
José María entiende a la gente que tiene sentimiento de desconfianza al alquilar, pero quiere mostrar su experiencia. Además, es un hombre comprometido con la repoblación, como concejal de esta materia en el Ayuntamiento de Belorado. «Esto no es un negocio para mí, el alquiler es apretado porque yo he pasado por ello, por no poder pagar o ir apurado en pagar el alquiler y porque yo pongo mis casas en alquiler por si puedo ayudar en que más gente venga a vivir al pueblo», señala.
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«Esto no es un negocio, el alquiler es ajustado porque yo he pasado por ir apurado y porque lo hago para ayudar a que la gente venga al pueblo»
José María García
Vecino de Belorado y concejal de Repoblación
También reconoce que observa unos comportamientos diferentes en la gente que busca trasladarse al medio rural desde la pandemia. «Se idealizó vivir en los pueblos, pero hay que conocerlo, hay que ver todas las aristas, solo así se consigue un asentamiento prolongado, si no, muchos proyectos de asentamiento fracasan», añade.
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