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Más de medio centenar de maestras, profesoras y en esencia, docentes fueron galardonadas con motivo del 8M en reconocimiento a «su dedicación en la formación de tantas generaciones de mirandesas y mirandeses». Así lo había adelantado la concejala de Igualdad, Soraya Solórzano, durante el acto de presentación de los actos organizados en el marco del 8M, Día Internacional de las Mujeres, y así quedó constatado con este multitudinario homenaje.
Las profesoras de Miranda, jubiladas y en activo, merecían un tributo para el cual la Casa de Cultura se vistió de morado en un acto que ocupó todo su aforo. Y es que, acompañadas por sus familiares y seres queridos, sesenta docentes adscritas a distintos ámbitos educativos acudieron a una cita que también tendría espacio para las pioneras. Sería la escritora y también educadora Itxane Méndez la encargada de recorrer la historia de la educación de las mujeres en Miranda de Ebro.
Fue a inicios del siglo XX cuando Miranda pudo conocer a sus primeras maestras gracias a las escuelas unitarias de Allende y a la labor particular de las Hermanas de la Sagrada Familia de Villefranche, las posteriores fundadoras del colegio de la Sagrada Familia cuya primera matrícula acogió a unas trescientas educandas. Ellas se encargaron de educar a centenares de mujeres que en la primera mitad del siglo tuvieron la oportunidad de formarse en centros públicos y privados que dejaron un legado de nombres propios para la ciudad.
Maestras de la era monárquica, de la República y también del Régimen trabajaron para formar a las mujeres del siglo XX, aquellas que más adelante, con la democracia, prosiguieron una labor formativa que, si bien ha evolucionado conforme a una nueva época digitalizada, mantienen en su metodología la esencia de la enseñanza: «la calidez» a la que apelaba Méndez en su discurso, puesto que, tal y como reconocía, «más allá de la calidaz, el soporte de la educación ha de radicar en las personas».
En este contexto, nombres como los de Esther González, Gerarda Romero, Teresa España o Candelas Cilleruelo salieron a la palestra poco antes de que las sesenta docentes galardonadas recibieran su reconocimiento. Una a una, todas subieron al escenario en un acto conducido por la comunicadora y también maestra, «hija de maestra y nieta de maestra», Marina Miguel.
Tras una «foto de familia», Edurne y Elena pusieron con música el broche de oro a este homenaje al cuerpo docente mirandés. Y «aunque seguramente muchas maestras se han quedado en el tintero», según reconocía la propia Solórzano, el objetivo no habría sido otro que el de pone el foco en la figura de las docentes en su conjunto: «pilar» educativo de las nuevas generaciones y de la lucha por la igualdad.
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