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Las diez noticias imprescindibles de Burgos este jueves 4 de diciembre
Lucio José Pernia, vecino de Valladolid, estaba «muy apegado» a su localidad natal, la burgalesa Mahamud. El Norte

La negativa del párroco de un pueblo de Burgos obliga a una familia a celebrar un 'funeral civil'

La familia ha denunciado las trabas del religioso para oficiar un funeral con el que depositar sus cenizas en el panteón familiar, mientras que desde la Archidiócesis apuntan a un desencuentro por la disponibilidad de fechas

Jenifer Santarén

Valladolid

Miércoles, 5 de noviembre 2025, 07:19

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Lucio José Pernia Aranzana, burgalés de nacimiento pero afincado en Valladolid desde hace más de tres décadas, perdió la vida el pasado 21 de octubre a los 65 años en el Hospital Clínico de Valladolid. Su muerte llegaba tras cinco meses hospitalizado a causa de una larga enfermedad infecciosa, pero dos semanas después de su partida la agonía familiar aún no ha terminado. Lucio fue incinerado en el tanatorio San José a petición de su familia más directa, esposa e hijas, pero sus restos mortales aún no descansan en el panteón familiar del camposanto de un pueblo de Burgos, Mahamud (105 habitantes) su localidad natal, ante las trabas impuestas por el cura responsable de la parroquia del municipio para oficiarle una misa.

Eso es lo que denuncian sus familiares a El Norte, que aseguran que el religioso les ha negado oficiar el acto por problemas de agenda, alegando que solo imparte misa en esa iglesia una vez al mes, al ocuparse de varios pueblos de la zona. «El día 23 se habló con el párroco y dijo que solo podría hacerse el día en que hubiera misa regular. Ese día era este domingo nueve de noviembre, pero alegó que tenía comprometido ya un acto y que tenía que ser para diciembre, pero que aún no tenía fechas». Quien detalla el periplo es María Jesús Pernia, su hermana mayor, con quien solo se llevaba cuatro años y para quien Lucio era «una persona única».

Sus palabras, en conversación telefónica, rezuman una mezcla de dolor e indignación ante la «falta de empatía» del religioso con la familia, que necesita «cerrar esa etapa cuanto antes» para poder transitar hacia el duelo. Diciembre, sin una fecha determinada, se les antojaba tarde, en tanto que implicaba prolongar su dolor, sin saber siquiera hasta cuándo, por lo que trataron de pactar una alternativa a la que también, asegura, se negó. «Le propuse buscar otro sacerdote y dijo que no, que él era el párroco y que era quien ponía las normas, que eran esas», sostiene, sobre una situación que la hizo sentir «maltratada» y poco arropada: «No me preguntó ni si era joven, si había muerto por accidente, no se interesó por nada. Le dije que si conocía la empatía y su respuesta fue que era empático con el pueblo, pero que el pueblo no lo era con él».

Una postura que le resulta incomprensible y que achaca, en gran parte, al hecho de que lo hayan incinerado. «Es solo una apreciación personal pero pienso que puede ser por eso, de lo contrario estarían obligados a enterrarlo, pero parece que como lo tenemos en una urna se puede hacer cuando sea», lamenta, sin entender por qué el cura responsable de esta parroquia no quiere que otro sacerdote oficie el funeral, al haber «otros dos adjuntos».

Ante estas desavenencias, trató de buscar amparo en el Arzobispado de Burgos, pero la respuesta no ha sido tampoco la esperada. «Al manifestar mi queja y pedir ayuda me encontré con una persona, el secretario del arzobispo, que fue educada pero opaca. Me dijo que no podían hacer nada y que era el párroco quien ponía las normas». Tras advertir de que lo haría público, recibió una llamada de otro sacerdote a los pocos días «disculpándose», pero la postura siguió siendo la misma: «Me dijo que no podían hacer nada y que si hubiera un cambio de actitud me lo comunicarían».

«Le propuse buscar otro sacerdote y dijo que no, que él era el párroco y que era quien ponía las normas, que eran esas»

María Jesús Pernia

Hermana del fallecido

Desde el Arzobispado de Burgos niegan que se trate de una negativa a realizar el sepelio por tratarse de una incineración, sino de un desencuentro en torno a la disponibilidad de fechas. Defienden que lo que el cura le trasladó a la familia se ajusta a los «criterios pastorales de la zona» que responden a necesidades de «organización». «Los sacerdotes cada vez somos menos y solemos tener el triple o doble de ocupación, donde antes había tres, ahora solo hay uno», defiende Julio Alonso, vicario territorial de la archidiócesis burgalesa, detallando que este clérigo lleva «12 iglesias» y que todas están sujetas a las mismas normas: «En los demás pueblos no hay ningún problema y la gente así lo hace cuando se trata de una incineración». Si es «de cuerpo presente», la misa se celebra fuera del calendario dominical porque el plazo legal en España para oficiar es «de 24 o 48 horas».

«Es verdad que la siguiente fecha era este domingo, pero estaba ocupado, no recuerdo si por una misa de aniversario o por otras cenizas. Además, cuando hablaron con el cura él no tenía el calendario de diciembre y no sé si tendrá ya la fecha», sostiene el eclesiástico, que asegura que desde la archidiócesis los emplazaron «a seguir dialogando». Sobre la posibilidad de que fuera otro cura quien impartiera la misa, detallan que la única ayuda que tiene el sacerdote es la de «un vicario parroquial» que se encarga de otros asuntos relacionados con «estudios».

Muy «vinculado» al pueblo

Ese cambio de actitud no ha llegado y tras el amparo del arzobispado al presbítero han optado por pedir ayuda al alcalde para celebrar una especie de funeral civil para que familiares, amigos y allegados puedan despedir a Lucio en su localidad natal, a la que estaba muy apegado. Este vecino de La Circular, padre de dos universitarias, gestor contable de profesión y amante del deporte y particularmente de las ultramaratones, visitaba «todos los fines de semana que podía» su localidad natal, a la que estaba «muy vinculado». Allí le gustaba disfrutar de los paseos en bicicleta y del cuidado de la huerta de la casa familiar, algo a lo que tenía intención de dedicarle más tiempo, tras su inminente jubilación.

«En sus planes estaba liquidar la empresa», apunta con pesar su hermana, que, a falta de cura, se ha preparado unas palabras para despedirlo en el salón de actos del Ayuntamiento de Mahamud, este sábado a la una de la tarde, donde agradece que «hayan puesto todo a su disposición». Tras el acto en el consistorio, trasladarán las cenizas al panteón familiar, donde por fin podrán darle sepultura, para lo que han tenido que pedir ayuda a una persona ajena al camposanto tras solicitar los respectivos permisos al equipo municipal, que carece de personal para exhumaciones. Toda esta es una situación que refleja, a su juicio, otra carencia más de las zonas rurales: «Se le llena la boca a todo el mundo con la España vaciada, pero se queda sin servicios públicos y ahora sin Iglesia también».

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