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Un termómetro de Burgos marcando la temperatura GIT

Burgos se cuece, pero el alivio ya asoma: adiós al calor extremo

Tras una semana sofocante con máximas de hasta 40 grados y alertas de la AEMET, la provincia espera desde el lunes un respiro con noches frescas y jornadas más llevaderas.

Sábado, 16 de agosto 2025, 19:21

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El verano está dejando una huella marcada en la provincia. Tras varios días en los que el calor abrasador está convirtiendo a Burgos en un auténtico horno, la llegada de un alivio térmico promete devolver la normalidad a las jornadas y a las noches de los burgaleses. Pero para esa tregua todavía quedan días de asarse.

Durante esta semana, la ciudad está viviendo un auténtico asedio térmico. El domingo 11 el termómetro llegó a rozar los 40 grados, recordando que la ola de calor iniciada en julio todavía se mantenía sobre la provincia. Lejos de remitir, el lunes 12 las temperaturas se mantuvieron en torno a los 40 grados, mientras que las mínimas apenas bajaron de los 18 a 19 grados, lo que hizo que las noches se convirtieran en un suplicio y el descanso resultara casi imposible.

El miércoles 13 y el jueves 14 se percibió un ligero alivio, con máximas que oscilaron entre los 32 y los 34 grados, aunque las mínimas continuaron siendo elevadas y prolongaron la incomodidad. Sin embargo, el verdadero punto álgido llegó al final de la semana, el viernes 15, Burgos registró máximas cercanas a los 40 grados.

Este sábado 16 de agosto el termómetro volvió a dispararse hasta los 38 grados. La Agencia Estatal de Meteorología activó entonces el aviso naranja por riesgo máximo debido a las temperaturas extremas, vigente entre las 13:00 y las 21:00 horas, ante el peligro que representaba para la población más vulnerable. Esta alerta meteorológica seguirá así también el domingo, con máximas de 37 grados y mínimas de 19. En este caso el aviso que ha activado la AEMET es amarillo, sin embargo el riesgo sigue siendo máximo por las temperaturas extremas.

Adiós temperaturas extremas

La buena noticia llega ahora con un viraje meteorológico que se hará notar desde el lunes 18 de agosto. Ese día se espera un desplome de las temperaturas, con máximas que apenas alcanzarán los 29 grados y mínimas que descenderán hasta los 13 o 14, lo que devolverá a las noches ese frescor tan característico del verano burgalés.

El cambio continuará en los días posteriores, a partir del martes 19 el mercurio se estabilizará en torno a los 25 o 26 grados, con madrugadas que serán cada vez más agradables. Según las previsiones de AEMET, este alivio comenzará a notarse desde mediados de la semana anterior, aunque algunos informes apuntan a que la ola de calor se prolongaría hasta el propio lunes.

Tras días en los que el calor abrasador ha puesto a prueba la resistencia de los burgaleses, la provincia se prepara ahora para reencontrarse con ese clima más amable que, aunque sigue siendo plenamente veraniego, permitirá recuperar el ritmo habitual y, sobre todo, volver a dormir con las ventanas abiertas dejando entrar el aire fresco de la meseta.

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