Las motos y la solidaridad reavivan Miranda en un domingo de resaca emocional

Hay quien dice que los domingos pueden ser algo tristes por su inercia de despedida. Y cuando el séptimo día acontece tras el fin de un sueño quizá exorbitado, la angustia dominical se intensifica inexorablemente. No obstante, tras la dura derrota del Club Deportivo Mirandés en la final del playoff de ascenso a Primera, Miranda de Ebro optó por resistirse al abatimiento y, fiel a su costumbre de no detenerse, prosiguió con el ritmo previsto para un soleado 22 de junio.

La ciudad del Ebro rugió casi más que el Tartiere desde primera hora. Los motores reemplazaron a los cánticos rojillos con motivo del Día Nacional de la Moto y, bajo este pretexto, «La familia se reunió».

Citados a las 11:30 horas, incontables moteros se sumaron a un desfile sobre dos ruedas que tomó las arterias principales de la ciudad. Una hora después, la comitiva se detuvo en la plaza Ángel Nieto para rendir homenaje a los compañeros fallecidos en el último año. Allí, se leyó un manifiesto y se realizó una ofrenda floral que contó con la participación de varios músicos de la Banda Municipal de Música de Miranda de Ebro. Un acto de índole solemne al que sucedió un ambiente más festivo.

A las 13:00 horas, la banda Quantum Space puso la nota rockera al vermut desde la Pista Verde. Después, los motoristas compartieron mesa y mantel en una comida de hermandad para, finalmente, cerrar el encuentro con una sesión de juegos moteros que incluyeron premios para los participantes.

Al mismo tiempo, no muy lejos, la delegación burgalesa de Cáritas conmemoraba el Día de la Caridad en la confluencia entre el parque Antonio Machado y la calle de La Estación. Allí, al abrigo de un sol de justicia, la organización instaló dos mesas informativas atendidas por voluntarios y ofreció un par de conciertos solidarios a cargo de 'Marina y Celia' y 'Limitorques' con el objetivo de fomentar la colaboración ciudadana con la institución.

Quizá el calor sofocante, unido al ánimo algo encogido tras el desenlace deportivo, no animó tanto a la participación como en otras ocasiones, pero la voluntad de estar, ayudar y permanecer también se hizo notar. Porque Miranda, incluso cuando sufre, no se detiene.

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