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El arzobispo de Burgos y comisario pontifico de los monasterios de Belorado, Oruña y Derio, monseñor Mario Iceta, ha manifestado un anhelo especial en este caso y es que «Sor Amparo» [Medina], la religiosa que tuvo que abandonar el monasterio nada más producirse el cisma, «regrese» a Santa María Bretonera de Belorado, «que es su casa» y de la que la «echaron». Y un segundo deseo es que «las monjas mayores reciban la asistencia católica que precisan». Y que llegado el caso cuando mueran, «reciban los sacramentos católicos y mueran católicas».
Monseñor Iceta ha querido reunir a los medios de comunicación al término de la pista. Lo ha hecho en los salones parroquiales de Santa María, de Briviesca. En media hora de relato ha justificado su presencia y ha desgranado su declaración ante la jueza de ese tribunal. En este sentido, ha ratificado todas las palabras pronunciadas momentos antes de entrar en el juzgado, en su defensa ante la denuncia de usurpación interpuesta contra él por las monjas cismáticas de Belorado.
Ha estado acompañado por sor Amparo Medina y por Sor Carmen Ruiz, secretaria de la Federación de hermanas clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu. En esa comparecencia también han estado presentes dos nuevos abogados que se incorporan a la defensa del comisariado; se trata de Enrique Molina, que es penalista y Gerardo Sanz Rubert, que es civilista.
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En las intervenciones, ha llamado la atención en especial el momento en el que Sor Amparo Medina se ha referido a las monjas mayores que ha dejado en el convento de la Bretonera. En especial de sor Pureza, quien la considera «una verdadera madre de todas las religiosas que han pasado por Belorado» y a quien trató de felicitar por su cumpleaños esta semana, pero que a quien no le pusieron al teléfono.
Mario Iceta ha hecho especial hincapié en la deuda que ha tenido que asumir la Federación de Clarisas y que asciende a 360.00, unos 20.000 euros al mes. En este sentido, la secretaria de la Federación, Carmen Ruiz ha asegurado, que es una cantidad desorbitada, porque otros conventos no llegan ni con mucho esa cantidad de gasto anual.
Por su parte, el abogado penalista, Enrique Molina, que conoce la intención de la defensa de las exclarisas de recusar a la jueza del caso, ha explicado «que no hay razón para ello» por el elenco de argumentos que ha elaborado la defensa de las cismáticas. Ha apuntado que es una maniobra para dilatar el procedimiento.
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