Las monjas cismáticas de Belorado en el calabozo: «Que te hagan la foto con la regla detrás…no imaginas que te va a pasar»
Habían visto decenas de veces esta escena en películas o en otros acontecimientos. Estos días les ha ocurrido a ellas. Pero ya son libres.
«Que te hagan la foto esta con la regla detrás… no te imaginas que te va a pasar eso». Hoy respiran aliviadas: «Gracias a Dios estamos libres, libres como pajarillos». Todo eso y la ansiedad y la incertidumbre… así vivieron las dos monjas cismáticas de Belorado detenidas, Laura García de Viedma- sor Isabel de la Trinidad en la vida monástica- y Susana Varo -sor Paloma en el convento-, su paso por el calabozo. Salían en libertad provisional este viernes tras pasar varias horas detenidas.
Las dos mujeres y sus compañeras de viaje no van a olvidar las fechas del 27 y 28 de noviembre. Son días que quedarán marcados en su memoria. ¿Quién se iba a pensar que unas modestas clarisas -hoy excomulgadas- iban a probar el frío, la soledad y la dureza de un calabozo?
Porque lo ocurrido estos días entre Belorado, Orduña y el juzgado de Briviesca, es digno de un relato de aventuras, un thriller o una novela religiosa. A las 15.00 horas del viernes, las dos monjas cismáticas de Belorado salían por la puerta del juzgado de Briviesca. Habían entrado en un coche de lunas tintadas por el garaje del juzgado. Ahora lo hacían por la puerta principal.
A pesar de la experiencia negativa, que supone una detención y el paso por calabozos antes de llegar al juzgado, las mujeres explicaban que «aquello está todo muy hecho para que no te puedas comunicar», relataban. Entre paredes blancas, confiesan que por un momento pensaron que la ansiedad podía con ellas, aunque «gracias a Dios, rezando» lograron templarse. Aun así, la madrugada se les hizo eterna.
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La incertidumbre fue quizá lo más duro. Relatan que nadie les daba explicaciones. «Solo fueron a hacer registro», apuntan, todavía sorprendidas. No sabían de qué se les acusaba y el desconcierto las atenazaba. A día de hoy aún no entienden qué motivó todo. Después de 16 horas sin tomar nada caliente estaban agotadas pero alegres.
«Pues me voy con mi madre abadesa, oye»
Susana Varo
Monja detenida junto a la exabadesa de Belorado
Susana Varo apuntaba que su experiencia fue agotadora. El día fue una carrera sin pausa, desde el registro hasta los intentos de llevarse a las mayores «sin tener jurisdicción». Cuando le dijeron que quedaba detenida, simplemente respondió: «Pues me voy con mi madre abadesa, oye». En su caso, el sitio no le agobiaba, pero sí la falta de libertad para lo más básico.
Las monjas mayores
Entre las dos, coinciden en algo: «La Guardia Civil, maravillosa». Aseguran que encontraron humanidad en los agentes, aunque entendían las medidas estrictas porque «ahí va gente más peligrosa que nosotras». Pasaron la noche separadas, aunque podían escucharse entre pasillos y puertas metálicas.
Y algo les impresionó especialmente. Lo que más les duele, insisten, es lo ocurrido con las mayores. Susana Varo no ocultaba su emoción: «Tengo unas ganas de abrazarlas… nos duele mucho lo de las mayores».
Relatan que para ellas fue como si «entraran a su casa y se llevaran a sus padres por la fuerza». Critican que todo se precipitara justo «el mismo día de la detención y que al siguiente fuera el juicio. «Humanidad cero», lamentan de la jueza.