Sargentes de la Lora confía en que 2020 será el año clave para el campo petrolífero: desmantelamiento o reactivación

De 2020 no puede pasar. En Sargente de la Lora encaran el nuevo año esperando que se resuelva, de manera definitiva, el futuro de los campos petrolífero de La Lora, paralizados desde enero de 2017. O se procede a su desmantelamiento o se apuesta por su reactivación, insiste el alcalde, Carlos Gallo, que sigue mantiniendo viva la esperanza pese a que el Gobierno central parece no apostar por el proyecto industrial.

En enero de 2017, la Compañía Petrolífera de Sedano salió de los campos de La Lora después de que el Gobierno denegase la solicitud de prórroga a la concesión de explotación, que caducaba tras cincuenta años de vigencia. La decisión se tomaba con la intención de sacar un nuevo concurso, sobre todo porque la compañía tenía intención de continuar y había presentado un ambicioso proyecto para incrementar la producción con una inyección económica de 5 millones de euros.

Sin embargo, los meses fueron pasando y el concurso no se publicaba. Y en noviembre de 2018, el Gobierno comunicaba a la empresa petrolífera que debía desmantelar el campo de Ayoluengo, cerrando así cualquier puerta a la nueva concesión y a continuar con la extracción de petróleo. Sin embargo, más de un año después, a parte de «quitar chatarra», reconce Gallo, todavía no se ha procedido al desmantelamiento.

«Los caballitos siguen ahí», afirma el alcalde, pues si bien la empresa ha cumplido con su cometido, presentando el correspondiente proyecto de desmantelamiento, en el Gobierno central no han movido ficha. «Ahora todo depende del Gobierno», insiste, pues cualquier intervención en el campo petrolífero debe pasar por medio ambiente. «A lo mejor se lo están pensando», comenta Gallo, afirmando que «la esperanza es lo último que se pierde».

De todos modos, y aunque la reactivación de la explotación petrolífera no sea posible, Sargentes de la Lora tiene otros ases en la manga para intentar garantizar un futuro económico a la comarca, y luchar así contra la despoblación. La solicitud para la declaración de BIC de los campos petrolíferos ya está en manos de la Junta de Castilla y León, cuyo director general de Patrimonio visitó recientemente Ayoluengo y «le encantó».

«Esperemos que en el mes de enero nos den una buena noticia», confía el regidor, para quien sería suficiente con que la Junta incoase el expediente para la declaración de Bien de Interés Cultural, pues supondría el primer paso para la protección y conservación de Ayoluengo, el único campo petrolífero en tierra de toda la Península Ibérica, que comenzó a dar crudo en 1964. «Con la incoación del expediente estaríamos ya tranquilos».

Carlos Gallo es muy consciente de que en Burgos tenemos mucho que aprender de otros territorios, como Noruega, donde han convertido la extracción de petróleo en un reclamo turístico (además de un recurso económico de primer nivel). En una visita reciente al país nórdico, Gallo pudo conocer el trabajo que se está haciendo allí, a través de un centro expositivo, para mostrar una visión «verde» del petróleo.

De Noruega vivieron con muchas ideas, reconoce, así que a partir de marzo se le dará una vuelta al Museo del Petróleo, que se encuenta en su parón invernal hasta su reapertura en marzo. Durante 2019 han pasado por las instalaciones cientos de personas. Con entrada directa en taquilla, 4.500, a las que hay que sumar todos aquellos que lo han visitado con motivo de exposiciones o eventos varios.

Gallo destaca la presencia de colegios de Cantabria, mucho más que los burgaleses, así que habrá que hacer un esfuerzo de promoción para mostrar las oportunidades que ofrece el Museo del Petróleo, una de las patas en las que se sustenta la Ruta del Petróleo, que cuenta también con la visita al monolito del pozo número 1 Ayoluengo y con el jardín de rocas singulares, inaugurado en 2019.

«Sargentes de la Lora tiene varios frentes abiertos», recuerda su alcalde. Junto al petróleo, están las rutas de la Guerra Civil y de la Prehistoria, y la del Románico. Con todo ello, el municipio pretende ofrecer una amplia oferta cultural y turística, que reactive la economía de la zona y ofrezca una alternativa contra la despoblación.